Completar el Calendario de Vacunación en los primeros meses de vida es fundamental para evitar el contagio de varias de las enfermedades más graves en los niños. Las vacunas son “medicamentos” elaborados a partir de los mismos agentes infecciosos, atenuados, inactivados o de algunas de sus partes, eliminando su capacidad de producir la enfermedad, pero manteniendo su capacidad de desarrollar defensas contra él. Aplicadas a personas sanas, provocan la creación de defensas (anticuerpos), que protegen ante el contacto con los agentes infecciosos contra los que se vacuna, evitando la infección o la enfermedad, lo que se llama inmunización. Esta inmunización es lo que ha impedido que millones de personas en todo el mundo ya no mueran por las epidemias que asolaron a la humanidad antes de la aparición de las vacunas, como, por ejemplo, la viruela.
Todos los años se hacen campañas de vacunación, desarrolladas por las autoridades de salud para prevenir que algunas infecciones se extiendan por el mundo, denominadas pandemias. Por esta razón, las vacunas llegan cada vez a más gente, incluidos los ciudadanos de países con menos recursos.
Las vacunas no provocan un gran sufrimiento. En realidad, a un niño no le duele más que a un adulto cuando se le pincha un dedo al pegar un botón o al hacer una basta. El bebé llora porque acaba de experimentar una sensación desagradable y molesta. Pero en segundos se le pasa.
Etapas de vacunación
La Organización Mundial de Salud (OMS) señala que el proceso de vacunación, siempre que sea posible, debe iniciarse desde los recién nacidos y luego completar el calendario de vacunas que se prolonga hasta la adolescencia (en nuestro país se llama Plan Nacional de Inmunización, o PNI), e incluso abarcar algunas vacunas para adultos mayores.
La primera etapa de vacunación se inicia precozmente, cuando los bebés tienen horas o pocos días de vida y debe complementarse con otras vacunas hasta que cumplan dieciocho meses (un año y medio). Luego, entre los 2 y los 16 años deben aplicarse otras vacunas, algunas de ellas “de refuerzo” de las que ya se han administrado meses previos, con el fin de completar el proceso de preparar las defensas del cuerpo frente a las patologías al acecho.
La Organización Panamericana de Salud (OPS) anunció que en los últimos 15 años unos 160 millones de niños y adultos del continente se han beneficiado de las campañas de vacunación contra la rubeola, sarampión, poliomielitis, tétanos, difteria, tos convulsiva o coqueluche, hepatitis B, neumonías, meningitis y virus papiloma humano, entre otras.
La Asociación Internacional de Pediatría (IPA) alerta acerca de la edad en que el niño es capaz de formar anticuerpos específicos frente a cada vacuna. Por ejemplo, la de la Hepatitis A no se aconseja antes de los 12 a 18 meses, debido a que antes de esta edad la respuesta para formar defensas es muy escasa. La IPA también establece el número de dosis necesarias de cada vacuna para obtener una protección eficaz y duradera. Por otra parte, recomienda que se procure agrupar varias vacunas en una sola, con el fin de hacer más simple el proceso y menos traumático para los niños.
Plan Nacional de Inmunización (PNI)
Junto con asegurar una lactancia materna exitosa, una de las maneras más efectivas de mantener a un niño sano es vacunarlo, ya que la función de las vacunas es prevenir enfermedades que pueden llegar a ser peligrosas e incluso mortales. Y lo más importante es que no solo lo protege a él, sino también a toda la familia y al resto de niños y niñas con los que interactúa, ya que al impedir que los gérmenes nos invadan, evitamos ser una fuente de contagio para otros (“efecto rebaño”).
Como vimos, las vacunas se aplican a través de una inyección o por vía oral y, en muchos casos, son necesarias varias aplicaciones para conseguir que el efecto protector se mantenga durante años. Para facilitar la aplicación correcta de las vacunas, el Ministerio de Salud tiene un Plan Nacional de Inmunización (PNI) para el control, eliminación y erradicación de enfermedades prevenibles, que se administran gratuitamente en todos los centros de salud del país, sean públicos o privados.
Este PNI se estructura en un calendario de inmunizaciones. Es importante completar este calendario porque ha sido diseñado para cubrir la máxima cantidad de agentes infecciosos, siendo el reflejo de las recomendaciones que al respecto hacen sociedades científicas, como nuestra Sociedad Chilena de Pediatría (SOCHIPE), la Sociedad Chilena de Infectología (SOCHINF), y entidades internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tradicionalmente, en nuestro país se cumple correctamente el calendario de vacunación, aunque en los últimos años la cobertura ha disminuido un poco, en parte porque los padres piensan que ya casi no hay riesgos de infecciones, y por otro lado una serie de informaciones falsas de grupos antivacunas, que generan un panorama desconcertante para los padres. Esto último es muy preocupante, por eso en la Sociedad Chilena de Pediatría hacemos un llamado a ser solidarios como comunidad: si no vacunas a tu hijo no solo estás vulnerando su derecho a permanecer sano, sino que además pones en riesgo a quienes sí se vacunaron, es decir, también vulneras el derecho de los otros.
Las vacunas son absolutamente seguras, y mucha de la información que los grupos antivacunas propagan no es real; basta con que investigues un poco sobre los testimonios que exponen y te darás cuenta de su falsedad.
El Timerosal y las vacunas
El Timerosal es un componente de algunas vacunas que ha sido cuestionado en el último tiempo, ya que, según indican algunos grupos, se asocia con riesgo de autismo. Sin embargo, esta información es absolutamente falsa, y todos los estudios publicados hasta la fecha desmienten su peligrosidad. Te contamos un poco: el Timerosal es un preservante utilizado desde 1930, que evita que las vacunas se contaminen, permitiendo el uso seguro de dispositivos de multidosis de una vacuna. Cuando hay epidemias peligrosas, el Timerosal es esencial para una rápida preparación y aplicación de las vacunas a grupos numerosos. En la actualidad, hay muy pocas vacunas que lo contienen, y las que lo hacen lo tienen en mínimas cantidades. Pero lo más importante es que la vida media de esta sustancia es muy corta, por lo que se elimina rápidamente del organismo y no se acumula.
Tanto la Organización Mundial de la Salud, como la mayoría de las sociedades científicas, entre ellas nuestra SOCHIPE, confirmamos tajantemente que no existe ningún daño producido por el Timerosal en los niños vacunados. Nos referimos especialmente al autismo, como han querido hacer creer algunos grupos. Por tanto, es importante que los padres continúen vacunando a sus niños (con o sin Timerosal), ya que las vacunas son fundamentales para mantener a la población sana, previniendo enfermedades mortales o que producen mucho daño
Vacuna contra la Influenza y alergia al huevo
La alergia al huevo es una de las alergias alimentarias que se pueden ver en los niños, y como la vacuna contra el virus de la Influenza se cultiva en embriones de pollo, de ahí la preocupación de los padres, que piensan que estas vacunas pueden contener trazas residuales de huevo y causar reacciones en pacientes alérgicos a este alimento. Sin embargo, distintos estudios han demostrado que las cantidades de huevo en estas vacunas son insuficientes para desarrollar reacciones alérgicas.
La ingestión previa de huevo no es un prerrequisito para recibir esta vacuna. Las enfermedades atópicas en general, así como la alergia alimentaria, no contraindican la administración de esta vacuna. Los pacientes con diagnóstico de alergia al huevo cuya manifestación clínica es solo urticaria, pueden recibir la vacuna en su vacunatorio habitual, mientras que quienes tienen una historia de alergia grave, lo que se denomina anafilaxia por huevo, deben recibir la vacuna anti-Influenza bajo supervisión médica en un centro de salud que tenga los elementos para tratar una reacción alérgica potencialmente grave, ya que el paciente deberá estar en observación 30 minutos después de su administración.
En conclusión, en ningún caso la alergia al huevo contraindica la administración de la vacuna antiinfluenza. Por lo tanto, se trata de un mito.
Algunos datos que no te dejarán indiferente
- El Sarampión cobró 2,6 millones de muertes en el mundo durante los años 80.
- Nadie muere en Chile por Sarampión desde 1993.
- Gracias a las vacunas se ha logrado bajar en 99% los casos de polio en todo el mundo.
- Chile: en 1961 había 360 casos mensuales de poliomielitis. Gracias a la vacuna no tenemos casos desde 1975.
- La mayoría de las mujeres sexualmente activas estarán expuestas en algún momento de su vida al VPH. En Chile, cerca de 600 mujeres mueren al año por esta enfermedad. El uso de esta vacuna está aprobado en 132 países.
- El Coqueluche ocupa el quinto puesto entre las causas de muerte prevenibles por vacunas.
- 90% de las muertes de Coqueluche ocurren países en desarrollo, mayormente lactantes no vacunados o con vacunación incompleta.
- El 80% de los lactantes bajo 12 meses, no presenta inmunización completa.
Mitos y verdades sobre la vacunación
Ya vimos lo ocurrido con el Timerosal y el huevo. Acá te dejamos otras creencias y te contaremos son verdades o hechos falsos:
1.- “Un alérgico alimentario no corre ningún riesgo al vacunarse”. VERDADERO.
- “Las vacunas no provocan efectos secundarios nocivos y de largo plazo”. VERDADERO.
3.- “Las vacunas no provocan efectos secundarios nocivos y de largo plazo”. VERDADERO.
4.- “Como ya se erradicó la enfermedad, no necesito vacunarme”. FALSO.
5.- “La gripe es solo una molestia, y la vacuna no es muy eficaz”. FALSO.
6.- “Las vacunas contienes mercurio, que es peligroso”. FALSO.
7.- “No importa que no me vacune porque ustedes ya están vacunados”. FALSO.
